PREFACIO
Quizás no habría momento más propicio
que este, cuando renacen las escaras del soslayo de la mujer a la saga de un
mundo de revigorizada misoginia para sacar a la luz la fuerza y diversidad de
las voces de las Mujeres al Fin del Mundo contenidas en esta antología. En el
umbral de la segunda década del siglo XXI DC, la mala hierba del
desplazamiento, el maltrato y la violencia contra las mujeres renace contra
todo pronóstico, pues la degradación femenina se había dado por muerta tras el
nacimiento del nuevo milenio: augurio de terrenos fértiles para la igualdad de
oportunidades, la elevación de la conciencia y la apuesta por un mundo desembarazado
de prejuicios castradores del progreso en todo ámbito.
Chile es la zona más austral del planeta,
su epíteto: El Fin del Mundo; cuya geografía es tan diversa como larga su
extensión, se encuentra calcado en las voces de las poetas chilenas: alternas,
distintas como los paisajes xerófilos del norte y verdes, frescos del sur. Las
obras de estas escritoras congregadas en este volumen están conformada por
portavoces tan diferentes entre sí que llegan a ser antagónicos, confiriéndole
al conjunto la calidad magistral de ser una verdadera antología, pues en su
selección no se dejó nada pendiente ni al azar; logra contener el caleidoscopio
completo de ángulos desde los cuales la mujer mira al mundo y se detiene – o
camina, corre- a autoconcebirse – o desmembrarse-. Así, en la lectura se puede
disfrutar, por ejemplo, de un poema amoroso con hablante masculino que trae
consigo un perfume de Xarcha - pero a la inversa porque en el poema mozárabe la
condición de hombre del autor era sustituida por un portavoz femenino- :
“Muchacha
desnuda, tañedora de espejismos,
Portas en tus caderas jarras del agua más
alegre,
Mi sed, un hilo infinito siguiendo tu
cadencia.”
De Hisfahan en
la siesta del Sha Abbas de
la poeta santiaguina Wilma Borchers Carrasco.
El lenguaje enardecido, descarnado, en
contraste a la voz delicada, tenue, comedida:
“Chupándomelo
ansiosa de mis agri dulces
Estoy
deliciosa, me saboreo
Me
gusto
Chupándomelo
como cuando niña
Me
gusta mi hiel
Me
gusta mi pulpa
Y
como antes de nacida
Pujando
En
gesto fetal
Al
fin Casi muerta / Me acabo Compañeras.”
Del poema Naciendo-Venciendo de Rosa Elena Sáez, ciudad de Concepción.
“Perra
solitaria
mente
aullando (le) a la luna
perra
más que menos perra
perra
vieja que fue perra del
Presidente
del Club de Perros:
zurció calcetines
preparó la sopa
bailó metalera bajo
el párpado estrellado
el perro pasó a ser presidente
de todos los clubes
de la perra nunca más se supo”
Fragmento del poema Maldita Perra de Maha Vial.
“Un
ángel la llenó de lluvia
cuando
el diablo osaba pintar margaritas rojas
en
orden asimétrico de cenizas.
Hay
una sombra que me tomó de la mano
y
puso alas largas a mi espalda, cuando yo dormía.
Ya
no me asfixio de tanta ausencia
tampoco
suspiro sosteniendo el nombre de mis padres.”
De Una
Sombra Distinta. Rossana Arellano.
“Allí,
entre manos,
los
pájaros nos han concedido sus secretos
y
la voz de nuestra imparable lectura
nos
regaló más de una forma de aprender.”
De A
Dos Voces de Consuelo Martínez Astorga.
Lo religioso como objeto lírico es un
tema coyuntural en virtud de manifestarse como una cadena impuesta que hay que
romper o como una búsqueda, un anhelo:
“Tendría
que haber alguna misa en que enanos
y
prostitutas se congreguen para orar
por
sus muertos, por sus sueños.
Los
enanos bailarían sobre las teclas del órgano,
y
harían piruetas en columnas y confesionarios.
Las
manos delirantes de las prostitutas
lanzarían
sus entrañas al campanario
donde
siempre hubo esperma de cirios.”
Del poema Misa de Astrid Fugellie Gezan.
“Hazme
de adirondack
sino,
no nazco
insúflame
un alma en el mástil
para
que Dios ponga oído al canto
de
esta que irá con lengua
para
muchos, de cuchillo
de
gasa para contados.”
Del poema Adirondack de Mío Araujo.
La desigualdad social expresada por
Karina Albadiz:
“Los
sábados veníamos
a
Las Salinas, era una playa top para nosotros hijos del cerro arriba
para
llegar eran dos micros, lo seguro era que no veríamos
a
nadie de la población y sin embargo era tan familiar.
Un paisaje
literario.”
Sábado.
Karina
Albadiz.
La introspección de la mujer desde la
problematización de su rol, de la multiplicidad de papeles que le corresponde
ejercer para atender las expectativas externas por encima de la necesidad de
ser una persona con identidad única en la poesía de Ingrid Odgers:
“Ya
he sido una potencia, una raíz cuadrada, una ecuación compleja y a la vez un
modificador de acceso tanto public, private, static y default...y ahora ¿qué
soy?
¿Dios
mío qué soy? ” – Epígrafe de ¿Qué parte Soy?”-
Temas como el femicidio, la violación,
el tratamiento de la sexualidad y del acto sexual en sí, el problema del aborto, el maltrato contra la
mujer, el machismo, la rebeldía contra la territorialidad y el nacionalismo
exacerbado. Asimismo, se trabaja la transculturización, la emigración, la
identidad nacional. Tales referentes son abordados en estructuras líricas
versadas y prosaicas con estilos variados que van desde las formas más
convencionales del registro lexical, hasta la inclusión de neologismos y
regionalismos.
Es notorio que los ojos de un poeta
son los ojos del mundo porque, como bien dijo Rimbaud en alguna ocasión de su
existencia: El poeta es un visionario y un testigo de su tiempo. Con esto,
queda claro que desde el lugar más remoto del mundo, los problemas son los
mismos que en todas partes.
Santiago, Diciembre de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario