EXORDIO
Oleajes
de Pilar Riveros
Como
notas musicales que marcan un compás, los versos de Pilar Riveros eligen un
tema, sin que este sea adorno, sino más bien pautea, llenando de color y
comprensión el mundo.
Tal
vez como un garante, de mirada inmensa y oscilante, en ciertas líneas de
horizonte íntimo, establece un estrecho contacto consigo misma y el otro que
también se sabe “yo”, como bien cita ella misma en su poema “El cristal de
Campoamor”, Nada es como parece…
Pilar
Riveros, escribe motivos cambiantes, parecidos a un caleidoscopio, que se funde
y separa a la vez, con un arte que produce cambio y sin embargo por dentro del
lector une en una constante que va cerrando círculos.
Desarrolla
su trabajo literario en este “Oleaje”, precisa y sin arrogancia.
“Hoy
lo mismo de siempre”:
En
el barco mar adentro/ vastedad de manos./ El siútico con el tenedor, caza
moscas/ un traidor con el / cuchillo dispuesto a tu espalda/ el oportunista con
la cuchara recoge los frutos.
Si
bien es cierto “Oleajes” invita y propone, abriéndose a veces con furia y
agresividad, otras heroicas en duelo de espantos, donde el grito de dolor, no
lleva rencor, sino que busca salida, por sobre el clamor del alma, como una
especie de reafirmación y fe en sí misma la autora, alarga su mano quieta, pero
alerta, a cambio, nos deja señales entre queja, amor y llanto, verdades, que
dibujan con humildad, ese, “echar afuera”, para continuar camino con mirada
profunda, sin improvisar, saberte POETA.
No
he de pasar de largo, la mención a nuestro poeta mayor, Pablo Neruda, cuando en
su canto, precisamente a lo ondulante en fuerza y profundidad (como en este
caso nuestra Pilar Riveros)
Nos
dice: Necesito del mar porque me enseña: no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo o sólo ronca voz o deslumbrante suposición
de peces y navíos. El hecho es que hasta cuando estoy dormido.
En
Pilar Riveros y su poemario OLEAJES puedo encontrar el “yo” empapada y desnuda
cabalgando en la herida, sin que ésta logre vencerla, torcida y sangrante,
alcanza altura y crece en el silencio, no cualquiera de ellos, sino aquel que
vence todo miedo y tonifica el ser, cuando comparte el viaje, sin importar
dificultades.
Se
reconoce el miedo y sus tempranos ecos, sin embargo también se muestra la
fortaleza de la propia voz.
Rossana
Hasson Arellano
Poeta
y Crítica literaria
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