RESEÑA
CRÍTICA: LENGUA INSOMNE DE INGRID ODGERS TOLOZA
(Ediciones Orlando de Chile,
2021)
Con Lengua insomne, Ingrid Odgers
Toloza reafirma su voz en el territorio más íntimo y radical de la poesía:
aquel donde el cuerpo y la palabra se confunden. El libro —publicado por
Ediciones Orlando en 2021— es una exploración de la vigilia como estado poético,
una indagación en la lengua que no duerme porque el decir nunca alcanza.
La poeta construye un universo
donde la escritura se vuelve acto de desvelo. Cada poema es una respiración,
una exhalación de carne y pensamiento: la lengua que arde, que desea, que
sangra. Su verso, libre y fragmentario, rehúye la puntuación y avanza con ritmo
interior, dejando que el silencio actúe como contracanto.
En este viaje, la autora tensiona
el límite entre la mística y el erotismo, entre la fe y la pérdida, entre la
palabra como herida y la palabra como salvación. Su poesía es una suerte de
oráculo corporal: “la lengua insomne” es la conciencia que se niega a clausurar
el sentido.
Con ecos de Pizarnik, Bonnett o
Elvira Hernández, pero con un acento propio del sur de Chile, Odgers convierte
el insomnio en forma de lucidez y resistencia. La suya es una escritura que no
se abandona al sueño ni al consuelo: una poética encarnada que revela el
temblor de existir.
Lengua insomne es, en definitiva,
una obra de madurez y desvelo: un espejo donde la palabra, aun cansada, sigue
respirando.
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