PRESENTACIÓN NOVELA
EL AGOBIO
La caída del búho
El sol es la única semilla
Vivo la realidad
Duermo en la realidad
Muero en la realidad
Yo soy la realidad
Tú eres la realidad
Pero el sol es la única semilla. Gonzalo
Rojas Pizarro
Revisar notas,
ordenar recuerdos, recibir la visita de una inesperada bola con riesgos
ignorados, ese es el tono de herida que Ingrid dio a su propio lenguaje.
Nos lleva a un
paisaje real en pasajes lúcidos de lo que cotidianamente una mujer vive en este
país, con los dolores del menoscabo. Humillación, dolencias, como la autora lo
narra desde su primer capítulo:
120 días, más de
mil curaciones.
La diferencia
entre los cuentos de Bocaccio en la peste Venecia que ayudó a transformar la
literatura de la época a la expresada hoy en El agobio, escrito en pandemia
también nos manifiesta la presencia de un cambio en la evolución de la
literatura femenina.
El paradigma de la
muerte de ese irremediable sentir a la pérdida de Ximena, los pasos no existidos
de esa inmortalidad. La autora nos recuerda “como un péndulo que ondea sobre la
realidad y la ficción en el enlace entre dos muros citando a Juan Rulfo, encarnando
su dolor en la pérdida de un destino que nunca queremos esperar, y que en cada
uno de nosotros vive en la realidad, ese es el destino que Ingrid escribe en el
nombre de Ximena, llegan miles de momentos a describir la realidad más fuerte y
profunda en la gangrena en el desbordamiento casi irreal de los sentimientos
que le tocó vivir.
Ximena es la
vivencia más pura del amor que hoy sin importar el género se ve aun pisoteada,
menguada en las metáforas que aun cultivan las tierras de muchas mujeres en ese
dolor golpeado por la esclavitud del amor sin norma y sin ley, es una reflexión
frente a ese amor, un análisis que la autora en todas las aristas ambivalentes
del viaje del ser humano tratando de buscar la forma de transformar el alma de
cada una de las mujeres que lea esta novela en la sabiduría del lápiz de Ingrid
y la expertiz de sus palabras logran
transformar la sinfonía de nuestra propia pandemia, el confinamiento que hemos
vivido a través de El Agobio, nos
enseña que hay otra forma de muerte, en los absurdos de los dolores que se
encadenan y van sumando lecciones de vida tan perfectamente expresadas por la
autora con una hondura real, como escritos que van más allá de la sabiduría
entendida en el simple reflexionar del
pan. Finalmente, manifiesto que esta narración nos permite vislumbrar la luz,
seguir luchando con dignidad al amparo de la mano de Dios. La autora lo expresa
en palabras honestas, claras que desde sus inicios me cautivó en mi huella de
perenne lectora para entrar a un mundo de una profunda y clara realidad. Para
finalizar solo me resta como Dante decir:
ES UNA ESTRELLA.
Susanna Pallavicini R.
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